La agresividad ha centrado la atención de los investigadores interesados en el comportamiento humano durante años. Sin embargo, hasta ahora no ha sido posible encontrar una definición y un concepto uniformes para explicar este fenómeno psicológico y social. Se entiende comúnmente como un comportamiento hostil que pretende dañar a alguien: física o mentalmente. La mayoría de los investigadores creen que la agresión sólo se produce cuando va acompañada de una clara intención de hacer daño a alguien. Otros investigadores, sin embargo, lo consideran independiente de la intención, tratándolo como un medio para alcanzar los objetivos personales de una persona.
Dos caras de la agresión
Para entender las definiciones anteriores, puede ser útil introducir una división en agresión hostil e instrumental.
Agresión hostil – su objetivo es infligir dolor y sufrimiento al sujeto de nuestras acciones; suele ir precedida de ira y rabia.
Agresión instrumental – puede tratarse como una herramienta para ejercer influencia sobre los demás. También puede causar dolor y lesiones, pero es una especie de efecto secundario de la acción realizada (según la regla de que el fin justifica los medios).
Como la agresión es un fenómeno heterogéneo, que se manifiesta de muchas formas diferentes, conviene utilizar criterios para reconocerla. Son los siguientes
– criterio de emoción: emociones como la ira, la rabia, la irritación, el enfado, el resentimiento, etc., están asociadas al comportamiento agresivo;
– el criterio dela intención: la agresión va acompañada de la intención de hacer daño, del deseo de causar daño a alguien;
– el criterio de las consecuencias: una persona que es objeto de una agresión sufre pérdidas emocionales y físicas;
– contexto social: el comportamiento agresivo pertenece al comportamiento social, porque tiene lugar en contacto con otras personas y está sujeto a evaluación y valoración.
En las definiciones de agresión presentadas en la literatura, los criterios anteriores suelen considerarse por separado.
Agresión contra agresión
El término «agresión» suele ir acompañado del de «agresión», pero estos términos no deben confundirse. La agresión es entendida como una actividad, mientras que la agresión es entendida como una propiedad. La agresividad es un rasgo de la personalidad que se adquiere y se fija a través del aprendizaje social. Se caracteriza por reacciones agresivas frecuentes e inapropiadas a la situación, de intensidad significativa. La agresión es la disposición de una persona a responder con agresión.
Se dice que una persona es agresiva cuando:
- no puede controlar sus reacciones agresivas,
- se caracteriza por una hostilidad permanente hacia los demás,
- sus reacciones agresivas son inapropiadas para la situación,
- su comportamiento se caracteriza por un gran número de conductas agresivas.
Las actitudes agresivas también se diferencian según:
1) aspecto moral:
- agresión antisocial (destructiva),
- agresión pro-social (protección de los intereses de la sociedad);
2) aspecto de la intención: - la agresión afectiva (como consecuencia de las emociones experimentadas de agitación),
- agresión instrumental (es una forma de conseguir los objetivos, planes y tareas de la persona que la manifiesta);
3) aspecto motivacional de la acción: - agresión agresiva (tiene como objetivo atacar),
- agresión defensiva (su objetivo es defenderse).
¿Cuáles son las fuentes de agresión?
Hay muchos conceptos que tratan de encontrar la respuesta a esta pregunta. Estas teorías pueden clasificarse en dos grupos básicos:
1. Teorías biológicas
Estos conceptos buscan los determinantes de la agresión en las características innatas del organismo. Hacen hincapié en las variables de carácter biológico, neurológico o fisiológico. En ocasiones, los daños en el sistema nervioso pueden dar lugar a la llamada agresividad patológica, aunque también se ve modificada por factores sociales. Sin embargo, hay que subrayar que la vinculación de la génesis de la agresividad sólo con el aspecto biológico del funcionamiento humano no se ha confirmado empíricamente.
2. Teorías psicosociales
a) La teoría de la «frustración-agresión «, creada por científicos de la Universidad de Yale, fue muy popular en su momento. La base de esta teoría en su versión clásica son dos tesis principales:
- La agresión siempre va precedida de la frustración.
- Cualquier frustración hace que se produzca una agresión.
La frustración se produce cuando hay obstáculos en el camino hacia un objetivo deseado que retrasan o impiden su consecución. En este enfoque es el estímulo básico y el único estímulo para la agresión. Una persona, como resultado de repetidas situaciones frustrantes, puede aprender un comportamiento agresivo permanente.
Esta teoría ha sufrido muchas modificaciones importantes. Hoy en día se sabe que no todas las frustraciones causan sólo agresión, y la agresión no tiene que ser necesariamente el resultado de la frustración .
b) La teoría del aprendizaje social, por su parte, hace hincapié en los factores ambientales en el desarrollo del comportamiento agresivo. Las investigaciones demuestran que los niños aprenden el comportamiento agresivo más eficaz y rápidamente a través de la imitación y el modelado.
Este concepto, sin embargo, no ignora el papel de las condiciones biológico-genéticas y los factores psicológicos.
¿Cuándo se produce la agresión?
- Cuanto más nos acercamos a la consecución de nuestro objetivo, más frustración sentimos cuando encontramos dificultades y más propensos somos a reaccionar de forma agresiva.
- Las tendencias agresivas aumentan cuando la frustración nos golpea inesperadamente o cuando creemos que nos ha sucedido injustamente. La frustración no suele conducir a la agresión cuando sus causas son comprensibles para nosotros, cuando estamos convencidos de que nadie ha contribuido intencionadamente a ella.
- La agresividad está causada por la privación relativa, es decir, la sensación de tener menos de lo que se merece o menos que las personas similares a uno mismo.
- La aparición de la agresión puede estar relacionada con el deseo de vengarse cuando nos encontramos con este tipo de comportamiento hacia nuestra propia persona. Normalmente queremos vengarnos haciendo lo mismo. Sin embargo, no siempre respondemos con agresión a la agresión. No lo hacemos cuando sabemos de antemano quién y por qué puede haberse comportado así con nosotros.
- La agresión puede ser una respuesta a una amenaza psicológica a la imagen propia, a la dignidad personal o a la disminución de la autoestima. Este tipo de comportamiento (por ejemplo, agredir a alguien) suele ser una forma de reconstruir la propia posición o un intento de aumentar la autoestima.
- La agresividad puede ser desencadenada por objetos asociados, como las armas. Las investigaciones confirman que existe una fuerte correlación entre las tasas de homicidio y el acceso a las armas de fuego. En los países en los que está prohibida la posesión de armas, hay muchos menos homicidios que en los países en los que no está prohibida.
- El comportamiento agresivo puede tener su origen en necesidades de bloqueo como la afiliación, el reconocimiento social, la aceptación, el respeto y el amor.
¿Cómo manejar la propia ira?
Según las investigaciones, tanto reprimir los sentimientos como expresarlos libremente tiene efectos negativos. Sin embargo, hay formas de expresar la ira que no implican agresión.
1. Decir su enfado.
Este procedimiento bastante sencillo suele aliviar la tensión y mejorar el estado de ánimo. Las investigaciones confirman que hablar de tu ira tiene más beneficios que gritar, insultar, tirar cosas o sufrir en silencio. Lo mejor es que podamos decírselo directamente a la persona que ha provocado el enfado. Si esto no es posible por diversas razones, es beneficioso compartir los sentimientos con los demás.
2. Disculpas.
No sentimos agresión si estamos convencidos de que la persona que provocó nuestra ira no tenía esas intenciones. Nuestra agresión también puede ser contrarrestada eficazmente por la persona que la provocó.Basta con que se sienta responsable de su acto y prometa mejorarlo.
3. Aprender un comportamiento no agresivo. J
Una forma de prevenir la agresión es desarrollar las habilidades interpersonales. Merece la pena que las personas tengan la oportunidad de aprender formas constructivas y no agresivas de afrontar situaciones difíciles o de confrontación desde una edad temprana.
4. Desarrollar la empatía.
La empatía desempeña un papel importante en la prevención del comportamiento agresivo. Cuanto más empatía mostremos hacia los demás, más difícil será que expresemos la ira de forma agresiva.
5 Castigo.
Recompensar y tolerar el comportamiento agresivo fomenta su reproducción y perpetuación. Sin embargo, el castigo por agresión sólo produce el efecto deseado (inhibición de las reacciones agresivas) cuando la persona castigada tiene la alternativa de un comportamiento diferente, no agresivo. Cuando una persona cree que la agresión (por ejemplo, el ataque) es la única reacción posible, ni siquiera un castigo fuerte la detendrá.
Autor del artículo: Sylwia Kluczyńska
Fuente: Instituto de Psicología de la Salud
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