La depresión ha alcanzado hoy un nivel que, si no se aborda, pronto amenazará el funcionamiento de muchas sociedades. Las instituciones mundiales llevan años intentando combatir este problema. Es difícil porque, por un lado, las personas que padecen depresión suelen sentirse avergonzadas, carecen de fuerzas o no saben dónde buscar ayuda y, por otro, es muy fácil sobreinterpretar los síntomas y buscar la depresión en los cambios de humor temporales. La depresión es una enfermedad grave con síntomas específicos que no deben subestimarse.

La depresión como problema global

La depresión es una enfermedad que afecta a todos los ámbitos de la vida humana y a menudo impide el funcionamiento normal y la autorrealización. Según datos de 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 300 millones de personas sufren depresión en todo el mundo, de las cuales unas 800.000 mueren por suicidio cada año. Resulta que, a nivel mundial, son las mujeres las más propensas a padecer esta enfermedad. También en Polonia este problema es grave. Como muestran los datos disponibles, alrededor del 3% de la población sufre depresión, y según el informe EZOP (Salud Mental de los Polacos) algo más del 30% de nosotros declara tener un estado de ánimo bajo. En 2011, debido al aumento del 66% de la incidencia de la depresión en 10 años, el Ministerio de Sanidad incluyó el problema de la depresión en una de las prioridades de la promoción de la salud mental en la atención sanitaria. Este documento pretende poner en marcha acciones que reduzcan la incidencia en el futuro y aumenten la concienciación pública sobre los trastornos del estado de ánimo. Entre ellas se encuentran:

  • difundir los conocimientos sobre los primeros síntomas de la depresión y las opciones de tratamiento,
  • ampliar las actividades sociales para concienciar sobre la depresión,
  • organizar cursos de formación para médicos sobre cómo reconocer los primeros síntomas de la enfermedad,
  • mejorar la cooperación entre médicos de distintas especialidades,
  • crear lugares especializados para tratar los trastornos del estado de ánimo.

El fenómeno de la depresión ha alcanzado una escala mundial. Con el fin de sensibilizar a la sociedad, acercarse a esta enfermedad y atajarla, el 23 de febrero se celebra el Día Mundial de la Depresión.

Causas de la depresión

Las causas de la depresión pueden ser múltiples. Puede estar causada por factores internos, relacionados con la personalidad del individuo, pero también por experiencias repentinas y difíciles que desbordan las habilidades de afrontamiento. Estas experiencias suelen incluir situaciones vitales como la pérdida repentina del empleo, el desempleo de larga duración, la muerte de un ser querido, el divorcio o la ruptura de pareja. La depresión también puede ser el resultado de una reacción a ciertas enfermedades como el cáncer, los trastornos cardiovasculares, los trastornos hormonales, o puede aparecer como síntoma de otras enfermedades graves, entre las que se encuentran los tumores cerebrales, la epilepsia y los traumatismos (por ejemplo, del lóbulo temporal o del lóbulo frontal).

Como se puede ver las causas potenciales de la depresión es muy grande, por lo que en cada caso se requiere un diagnóstico exhaustivo y fiable, la entrevista detallada y el enfoque individual del paciente.

Depresión y obesidad

¿Existe una relación entre la obesidad y la depresión? En este caso, la investigación no es concluyente. Sin embargo, muchos datos sugieren que la obesidad puede ser un factor de riesgo para la depresión, pero sólo en las mujeres. Sin embargo, cabe destacar que características como la baja autoestima, la falta de confianza en uno mismo y el estado de ánimo deprimido se observan en las personas con obesidad y, al mismo tiempo, son características para la aparición de la depresión. También hay indicios de que algunos tipos de depresión y de obesidad pueden tener una base fisiopatológica común. En estas dos enfermedades se producen, entre otras cosas, alteraciones del equilibrio de los neurotransmisores (serotonina, norepinefrina, dopamina y neuropéptido Y). También se observa aquí, entre otras cosas, que el cuerpo es menos sensible a los efectos de la serotonina.

En conclusión, en este momento hay informes que indican una relación entre la depresión y la obesidad, pero es necesario seguir investigando en este ámbito para establecerlo definitivamente.

Los síntomas de la depresión no pueden ser ignorados

Los síntomas depresivos, especialmente en las primeras etapas, suelen ser subestimados por las personas cercanas al paciente y por el propio paciente. Los más característicos son

  • cansancio constante
  • retirada de intereses anteriores
  • incapacidad de sentir alegría,
  • la melancolía,
  • problemas de apetito (disminución o aumento),
  • baja autoestima,
  • la concentración se ve afectada,
  • disfunción cognitiva.

En una situación en la que aparezcan al menos varios de los síntomas mencionados, debe observar su estado y si los signos no desaparecen durante al menos 2 semanas o incluso más si se intensifican, debe consultar a un médico. Por otra parte, conviene recordar que unos síntomas similares no significan necesariamente una depresión, sino que pueden indicar un descenso episódico del estado de ánimo. Por ello, cuando aparecen, hay que prestar atención a las circunstancias vitales de la persona que las sufre, entre otras:

  • si la persona ha experimentado recientemente una situación vital repentina y difícil (pérdida de trabajo, separación, muerte de un ser querido),
  • si la persona ha experimentado previamente episodios depresivos,
  • si los síntomas anteriores son los únicos que se presentan,
  • si la persona tiene antecedentes de depresión en su familia.

Dato interesante: ¿Cómo se puede distinguir la depresión de un descenso normal del estado de ánimo?

Aunque los síntomas pueden parecer similares a primera vista, los descensos periódicos del estado de ánimo se diferencian de la depresión principalmente en

  • duración

La depresión es una enfermedad que suele durar meses. El descenso del estado de ánimo suele durar como mucho unos días.

  • el tipo de estado de ánimo bajo

Una persona que sufre depresión experimenta una tristeza abrumadora, es incapaz de sentir placer por nada, ni siquiera por las cosas que antes le hacían muy feliz. El estado predominante es la tristeza y la sensación de falta de sentido. El descenso del estado de ánimo en sí es mucho menos intenso y no afecta a todos los ámbitos de nuestra vida.

  • forma de crítica

Las personas con depresión entran en el mundo depresivo, se pierden en él y pierden la visión crítica de su situación. Las personas con depresión del estado de ánimo saben que no es su estado natural, lo critican.

¿Cómo combatir la depresión?

La depresión es una enfermedad grave e insidiosa que priva a la persona de los recursos necesarios para afrontarla. Por eso, la ayuda de los especialistas y el apoyo de los más allegados son muy importantes para superar esta enfermedad. Sin duda, el primer paso es visitar a un psiquiatra, que le hará un diagnóstico y le orientará más. En el tratamiento de la depresión se suelen utilizar antidepresivos -sobre todo en las primeras fases- y posteriormente se hace hincapié en el trabajo con un psicólogo. Las personas que sufren depresión también pueden beneficiarse de la ayuda en forma de grupo de apoyo. En estos grupos, el enfermo conoce a otras personas que luchan con un problema similar. Durante la reunión, los participantes del grupo pueden intercambiar sus experiencias con la enfermedad, formas de afrontarla, así como apoyarse y motivarse mutuamente en su lucha.

La dieta como elemento muy importante en el tratamiento de la depresión

Resulta que una dieta equilibrada ayuda a combatir la enfermedad. En primer lugar, permite suplir las carencias y restablecer el equilibrio de los niveles de neurotransmisores. La dieta de los enfermos debe incluir hidratos de carbono en forma de cereales integrales, verduras y frutas. También es importante el aporte de ácidos grasos omega-3, contenidos en grandes cantidades en el pescado azul, y de ácido fólico, que aumenta el número de neurotransmisores en el cerebro. La vitamina B, el hierro y el selenio también son importantes. Conviene recordar que una dieta equilibrada, adaptada a las necesidades individuales del enfermo, tiene un impacto significativo en la recuperación, por lo que no debe subestimarse ni omitirse en el proceso de tratamiento.

Autor del artículo dra. Paulina Pawełczyk-Jabłońska

fuente Centro Nacional de Educación Nutricional