En la búsqueda de factores de salud que reduzcan los problemas de las personas mayores en la sociedad actual, se están realizando estudios exhaustivos en todo el mundo. En vista de las proyecciones de una población de edad avanzada cada vez mayor en la sociedad, la búsqueda de factores que puedan tener un impacto en la prolongación del rendimiento mental es de particular importancia. La enfermedad de Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa más común y representa el 50-70% de las enfermedades degenerativas del cerebro. El papel clave en su patogénesis lo desempeña la proteína beta-amiloide que se deposita en el cerebro y que, al rodear a las neuronas, impide su acceso a los nutrientes y al oxígeno, lo que conduce gradualmente a la muerte de las células nerviosas. La determinación de beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo podría utilizarse en el futuro para diagnosticar la forma preclínica de la enfermedad, en la fase de deterioro cognitivo leve.

El papel del café

El consumo de café se considera ahora como un posible factor de protección, basándose en los prometedores resultados de los estudios realizados en un modelo animal. Se ha demostrado que la administración de cafeína a ratones -desde jóvenes hasta viejos- reduce la concentración de esta proteína neurotóxica en el cerebro. Por tanto, los autores del estudio concluyen quela cafeína consumida en cantidades moderadas puede protegero servir para tratar eldesarrollo de la enfermedadde Alzheimer en humanos.

El número de estudios sobre la relación entre el consumo de café y la incidencia de la enfermedad de Alzheimer sigue aumentando, y la mejor forma de resumirlo es mediante meta-análisis publicados posteriormente. Indican un efecto beneficioso del consumo regular de café, aunque la fuerza de este vínculo varía, según los expertos. Algunos sugieren que el hábito de beber café reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad en un 30% aproximadamente, en comparación con los no bebedores, mientras que otros sugieren que beber de 3 a 5 tazas de café al día en la mediana edad puede reducir el riesgo de la enfermedad hasta en un 65%.

Sin embargo, la mayoría de los autores llaman la atención sobre una serie de limitaciones metodológicas del estudio, que afectan a la incertidumbre de las conclusiones. Entre ellas se encuentra la duración del consumo de café, lo que hace difícil determinar en qué momento de la vida el café comenzaría a tener un efecto beneficioso. Otra es la diferencia en la cantidad de café que se consume, medida por el número de tazas. Una ración típica de café en Estados Unidos es de unos 250 ml, mientras que en Europa es mucho más pequeña (125-160 ml). También es importante el contenido de cafeína por taza de café, que varía mucho, entre 36 y 220 mg. Los autores también señalan la falta de datos precisos sobre el método de preparación del café y, según algunos, el café preparado sin filtros puede aumentar el riesgo de demencia al aumentar los niveles de colesterol en la sangre.

No debemos olvidar otros factores que caracterizan a los bebedores de café, como el tabaquismo. El metabolismo de la cafeína es mucho más rápido en los fumadores, y esto puede ser un factor para establecer una relación entre el consumo de café y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

Posible mecanismo de acción del café

Explicar la relación entre el consumo de café y la incidencia de la enfermedad de Alzheimer encontrada en los estudios es difícil porque el café contiene muchos componentes con diferentes acciones en el organismo. Sin embargo, la mayor parte de la atención se ha centrado en la cafeína y los polifenoles. El efecto neuroprotector de la cafeína puede deberse al bloqueo del receptor de adenosina mediado por la cafeína, que aumenta la concentración de neurotransmisores en el sistema nervioso central -serotonina y acetilcolina-, así como a la mejora de la integridad de la barrera «sangre-cerebro», que favorece la homeostasis del sistema nervioso central. Los polifenoles, especialmente el ácido clorogénico y la quercetina, más abundantes, aumentan el potencial antioxidante de la sangre, lo que puede mejorar la protección contra los efectos dañinos de los radicales libres que destruyen las neuronas. El efecto positivo del consumo de café también puede deberse a una menor incidencia de la diabetes de tipo 2 entre los bebedores de café, ya que la resistencia a la insulina se considera en la etiología de la enfermedad de Alzheimer.

Resumen

Los estudios que indican una menor incidencia de la enfermedad de Alzheimer entre los bebedores de café son numerosos pero, debido a muchas limitaciones, no son lo suficientemente concluyentes como para afirmar su efecto positivo sin lugar a dudas. Sin embargo, lo que sí es cierto en esta etapa del conocimiento es la conclusión de que elhábito del café no acelera la enfermedad, y que las personas mayores no deben renunciar al placer del café.

Autor del artículo: Regina Wierzejska, MD

Fuente: Centro Nacional de Educación Nutricional